Documento del 30 de mayo de 1960 presentado a los obispos de Vitoria, San Sebastián, Bilbao y Pamplona por 339 sacerdotes de sus diócesis, en el que critican la situación política en España, en general, y en el País Vasco, en particular. Los sacerdotes vascos firmantes de este documento manifiestan la insuficiente libertad que existe en España, las escasas garantías de un juicio imparcial, y deploran las torturas en las comisarías de policía. Además, se muestran en contra del sistema político de partido único, con un sindicato y un parlamento subordinados al Jefe de Estado. De la misma manera, denuncian la “persecución de las características étnicas, lingüísticas y sociales (…) de los vascos”, defendiendo, así, el uso de la lengua vasca. Por tanto, rechazan tanto los procedimientos como el sistema totalitario franquista calificándolo de “antinatural y anticristiano”.